Lewis
Postado Sexta-feira, 17 Novembro, 2006 as 2:15 PM pelo Ir:. José Schlosser
Logia de Perfección UNIÓN FRATERNAL #10
del Supremo Consejo del Grado 33° y ultimo del R.E.A. y A.
Tel Aviv, Israel
En algunas Planchas Trazadas de Primer Grado, aparece un curioso artefacto utilizado por canteros y constructores, en los tiempos antiguos y en la Edad Media, como medio para alzar bloques de piedra demasiado pesados para las fuerzas del hombre. El que se ve en la ilustración, lo que los canteros ingleses llaman propiamente "lewis", está formado básicamente por tres lengüetas móviles de hierro que se introducen en un agujero hecho previamente en el bloque de piedra; al apretarse el perno que las sostiene, las lengüetas se abren, impidiendo su salida.
"Lewis" reproducido del frontispicio de las Constituciones de Anderson de 1756.
Otros artilugios utilizados con el mismo fin son identificados como "lifting tongs" (tenazas de levantar): dos ganchos unidos pero móviles que se introducen en orificios practicados a ambos lados del bloque; al tirar desde el punto de unión, los ganchos se cierran, asegurando el agarre. Cualquiera de estos artefactos se colgaba por medio de una cadena, sostenida por un trípode de madera y al elevarse levantaba consigo la piedra. Evidencias del uso de estos Lewis, se encuentran en las ruinas de las impresionantes obras del Imperio Romano (Vitruvio los llamaba "forcipes").
Sin embargo, no se cree posible que esta máquina haya surgido en la misma época, sino que es más factible que los prototipos tengan su origen en Asia Menor y especialmente en las canteras abiertas en los Montes del Líbano, siendo dable suponer que el Lewis constituía un artefacto usado por los canteros y talladores especialistas de la ciudad de Gebal.
En la Leyenda de Instalación del Venerable Maestro de una Logia se menciona que el Rey Salomón saludó a Hiram Abí designándolo con el nombre de Yíbli, en español Gibleo [1] o Gebalita, habitante de Yebál, en español Gubla, hoy el puerto de Jubayl, una pequeña ciudad, algunos kilómetros al norte de Beirut.[2] La ciudad pretende ser el primer asentamiento habitado del mundo: los muros de la ciudad vieja se han fechado 2900 años antes de Cristo, pero hallazgos arqueológicos indican la existencia de civilizaciones hace 7000 años.[3]
En la Biblia se hace referencia al sitio en Ezequiel 27, 9 [4] y aún más importante, en I Reyes, 5:17 y 18.[5] Estamos ubicados en el año 975 antes de Cristo.
Sin embargo, la importancia de Gubla proviene de la época fenicia,[6] cuando se destacaba como uno de los centros culturales más importantes de la antigüedad. Entre los años 2000 al 1500 antes de Cristo desarrollaron un sistema de escritura fonético de veintidós signos denominado "Gúblico" (derivado de Gubla), pero también "pseudo-jeroglífico" o "proto-bíblico", precursor de todos los alfabetos del mundo.
Posteriormente los griegos comenzaron a importar papiro egipcio desde el puerto de Gubla, por lo que lo re-bautizaron como Biblos.[7]
Esta larga pero obligatoria introducción, tuvo por objeto presentar especulaciones válidas aunque no documentadas respecto a nuestra hipótesis según la cual el Lewis es de origen gúblico. De allí lo tomaron los romanos y luego tuvo un importante uso por parte de los constructores medievales en la parte continental de Europa.
A principios del siglo XII se produjeron serias desavenencias entre las coronas de Inglaterra y Escocia, como consecuencia de la aspiración escocesa de independencia. La "Auld Alliance" formalizó la relación franco-escocesa en 1295. Pero ya mucho antes se habían abierto las puertas insulares a los masones (constructores) itinerantes franceses, que trajeron con ellos su guinche, al que, en francés antiguo llamaban "leveor". Los escoceses lo re-bautizaron: partieron del latín "leuis" que significa "levitar", y llegaron a un nombre más apropiado a su idioma: lewis.
El Reverendo James Anderson era de origen escocés, por lo que el término "lewis" no le era extraño. Cuando redactó su segunda edición de las Constituciones en 1738, ya hace referencia al hijo mayor de un masón como "lewis".
¿Cómo se comenzó con esta aplicación?
No se puede llegar a una conclusión definitiva, pero consideramos aceptable una especulación en la que se afirma la existencia de una conexión francesa: La expresión "louve" (hembra del lobo) se aplica no sólo al aparato elevador mismo, sino en forma específica a la pieza central de las tres lengüetas que lo componen. A las dos lengüetas acuñadas y móviles de los costados se las llama "louveteaux" (a las crías masculinas de lobo, también se las llama "louveteaux"). Y en el argot de los constructores franceses al constructor se lo conocía como "loup" (lobo). La deducción surge por sí misma: al hijo de un "maçon" cabe denominarlo "louveteau".
Las denominaciones de la hembra, "louve" y de su cachorro "louveteau", pasaron al inglés, pero traducidas en una sola plabra: "lewis". Y de allí habría quedado establecido el hecho de llamar al hijo de un masón,"Lewis". Otros autores más imaginativos se han remitido a los cultos iniciáticos egipcios, en los que el iniciado o su hijo se ponían una máscara en forma de cabeza de lobo.
Los hispano-parlantes hemos ido más allá y en traducción libre llamamos al hijo de un masón "Luis" o "Luises" en plural. En realidad deberíamos pronunciar "lú-is", pero siempre que nos entendamos, la convención nos resulta aceptable. En la Constitución de la Gran Logia del Estado de Israel, traducida al español por el V:.H:. Ruben Preshel, figura simplemente un artículo, cuyo texto es el siguiente:
"Art. 143: La edad del candidato no será menor de los 21 años en el día de presentar la solicitud. Están fuera de esta disposición los hijos de Maestros Masones, que están autorizados a presentar su solicitud para iniciarse a los 18 años."
Simbólicamente, el "Lewis" es un artefacto que representa la fuerza. Pero su aplicación al hijo de un masón está reflejada en distintos catecismos del siglo XVIII, en los que se expresa la obligación del Lewis:
"Aliviar la pesada carga de sus padres ancianos, para hacer felices y cómodos el final de sus días."
[1] El plural en hebreo es "Giblim". En español debería usarse "Gibleos".
[2] Jubayl proviene de la raíz árabe "gbl" relacionada con la palabra "montaña". La explicación más aceptable que hemos encontrado es la de que, siendo Jubayl un puerto ubicado en la angosta franja costera, está protegido desde el Este por la cadena montañosa del Líbano. Estas elevaciones estaban densamente cubiertas por altos cedros y en ellas se trabajaban las canteras de las se extraía la piedra para los templos de toda la región. De allí provinieron los bloques tallados y los cedros con los que se construyó el Templo del Rey Salomón. En el propio Jubayl el suelo es pedregoso y propicio para desprender piedras constructivas.
[3] En el 4000 a.C. comenzaron a trabajar el cobre. En el tercer milenio a. de C. comenzó un intenso comercio con Egipto: los gibleos permutaban su madera por vajillas, joyas de oro, papiros y tejidos de lino. (Los egipcios llamaban "Kubna" a Gubla. La influencia cultural egipcia es grande).
[4] Ezequiel, 27:9: "Los ancianos de Gebal y sus sabios repararon tus hendiduras: todas las galeras de la mar y los remeros de ellas fueron en ti para negociar tus negocios." (Los Gibleos eran también hábiles constructores navieros).
[5] Vale la pena prestar atención: En la versión de Casidoro de la Reina, revisada por Cipriano de Valera, encontramos el siguiente texto: I Reyes 5:17: "Y mandó el rey que trajesen grandes piedras, piedras de precio, para los cimientos de la casa, y piedras labradas" . Cuando nos remitimos a la versión original en hebreo dice "piedras pesadas" y "piedras talladas", respectivamente. En I Reyes 5:18, Valera traduce: "Y los albañiles de Salomón y los de Hiram (el rey, N.A.) y los aparejadores, cortaron y aparejaron la madera y la cantería para labrar la casa". Sin embargo, en la versión original en hebreo no dice "aparejadores" sino "los gibleos", denotando una categoría colectiva de artesanos, cuyo nombre implicaba su especialización y fama en el trabajo consistente en cortar y tallar las piedras.
[6] Los fenicios eran semitas, "hombres de mar", que se instalaron en las costas mediterráneas de Asia Menor alrededor del año 2400 antes de Cristo. Ellos enseñaron navegación a los habitantes autóctonos. Fundaron distintos puertos desde donde partían sus navíos para comerciar e instalar colonias en el litoral mediterráneo. Difundieron sus conocimientos sobre comercio, navegación, broncería, cristalería, joyería, tintorería (púrpura) y cantería. Durante el primer milenio sufrieron invasiones de asirios, babilonios y persas. Las campañas de Alejandro Magno y la influencia helénica (330 - 64 a.C.) helenizaron Gubla y la llamaron Biblos. Luego la conquistaron los romanos. En el 637 la tomaron los árabes. Los Cruzados se apoderaron de ella en el año 1104. Construyeron una fortaleza con piedras de edificios anteriores, lo que explica la dificultad en comprobar la utilización del "Lewis" para levantar piedras (en las que deberían notarse los hoyos en los que se agarraban los garfios del ingenio).
[7] En realidad, las ruinas de Biblos y Jubayl están separadas por el Río de los Perros, en cuya desembocadura se encuentra un promontorio de arrecifes que contribuía a la defensa de la ciudad bíblica.
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